lunes, 12 de noviembre de 2012

La experiencia en la cruz.



Me separe… y morí.
Tan culpable soy como él, como Adán,
Morí al comenzar a vivir,
Sin un sendero prístino que seguir.
Yo estuve allí.

Mi anhelo estaba en el soldado que fervorosamente
Traspasaba las manos del Señor.
Mi indiferencia en el guardia que lo golpeo.
Toda mi aprobación en la blasfemia que contra Él se profirió.

Y como un rayo de luz entre las montañas
Un amor se despertó en mí
Era El, mi salvador, muerto por mi participación
¿Cómo lo pude entender? Alguien quito la venda… al parecer.

No tuve más que ceder a su irresistible amor
Vi a Jesús cumplir el acto de propiciación
Mis pecados no están ya.
Con su muerte, su sangre y resurrección, los quitó.

¡Libre para vivir en la libertad del Señor,
Para  abrazar la plenitud
Mediante la experiencia en la cruz¡